Las inclemencias del tiempo nos siguen acechando. Hoy tocó niebla espesa. Para caminar es cojonudo, pero para el trabajo que realizamos….chungo rechungo!!!! Deprime un poco ver siempre el mismo fondo. Los mismos colores. Las fotografías parece que están siempre desenfocadas. En fin, es lo que tiene el invierno.
Aunque el horizonte no se ve debido a la niebla y el verde de los campos tome un color parduzco, también hemos recogido bellas estampas con nuestras cámaras. La condensación sobre las plantas forma pequeñas gotas cristalinas que cuelgan de las puntas de las bayas y hojas. Los pueblos a lo lejos crean formas extrañas y de cualquier lugar puede surgir un ave rapaz sin previo aviso.
Cuando la etapa llegaba a su final y nuestro cuerpo necesitaba algo más que agua (cocacolas, aquarius…), nos encontramos en Reliegos un bar muy llamativo. Era el único bar abierto en el pueblo. El buen hombre estaba preparando un cocido castellano. Olía aquello…pero claro, cualquiera se proponía acabar la etapa con semejante menú. Así que bocata y a rematar la faena.
Y por fin, Mansilla de las Mulas. Coche, hotel, ducha, cena….bueno, ya que estamos en León aprovecharemos para enseñarle al jovenzuelo la zona de pinchos. Creo que nos lo merecemos…
Un buen hombre, llamado Fernando, asentado hace un tiempo en el lugar, nos guió a través de callejuela mostrándonos uno de los encantos de León, con permiso de la Catedral, el barrio del Húmedo. Conocimos lugares en los que tras pedir una pequeña cantidad de líquido a elección (véase agua, vino o cerveza) surgía de entre los vasos una tapa rica rica, y gratis!!! Esto sí que es vida!
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