Y por fín el sol ha hecho acto de presencia. Nos gustaría que por lo menos durase una semanita, pero me da el cuerpo que en Galicia, y en invierno, más de tres días seguidos sin lluvia va a ser mucho. 
Nuestras narices también dan fe de que el sol nos ha acogido esta mañana con todo su esplendor. Los prados volvían a coger ese verde intenso que presenta todos los inviernos cuando el señor Lorenzo azota.
De todas formas, y para despedirnos de Castilla como se merece, comenzamos la andaina con un gélido fresco que nos obligaba a ponernos capas como si de cebollas nos disfrazásemos (-4 ºC). Villafranca fue el comienzo de la etapa. O Cebreiro el desenlace. En medio una serie de pueblos cada cual más bonito. La salida de la etapa quizá no fue la mejor, ya que la N-VI nos acompañó durante varios quilómetros.
Aunque la cosa fue cogiendo matices muy distintos cuando nos sumergimos por los valles bañados por infinidad de ríos y regatos.
El ascenso al Cebreiro fue potente. Empezaban a sobrar capas. En la primera mitad del ascenso te acompaña un bosque espectacular de castaños, robles, abedules acebos,etc... luego se empiezan a divisar una cantidad infinita de picos donde nuestras cámaras no daban a basto.
Llegamos a Cebreiro.

No era para tanto el ascenso. O eso, o es que realmente nos hemos puesto en forma. De hecho, despues de avituallarnos, seguimos hasta otro pequeño alto desde donde se divisisa la parte oriental del Caurel, por una vertiente, y por la otra el valle que nos llevará hasta Sarria.

Nuestras narices también dan fe de que el sol nos ha acogido esta mañana con todo su esplendor. Los prados volvían a coger ese verde intenso que presenta todos los inviernos cuando el señor Lorenzo azota.
Aunque la cosa fue cogiendo matices muy distintos cuando nos sumergimos por los valles bañados por infinidad de ríos y regatos.
El ascenso al Cebreiro fue potente. Empezaban a sobrar capas. En la primera mitad del ascenso te acompaña un bosque espectacular de castaños, robles, abedules acebos,etc... luego se empiezan a divisar una cantidad infinita de picos donde nuestras cámaras no daban a basto.
Llegamos a Cebreiro.
No era para tanto el ascenso. O eso, o es que realmente nos hemos puesto en forma. De hecho, despues de avituallarnos, seguimos hasta otro pequeño alto desde donde se divisisa la parte oriental del Caurel, por una vertiente, y por la otra el valle que nos llevará hasta Sarria.
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